El cáncer de próstata es el tumor maligno más frecuente en adultos, y la segunda causa de muerte por cáncer en hombres en Chile. La edad es uno de los factores de riesgo, por lo que la mayoría de los casos se presenta en mayores de 65, siendo la edad media de diagnóstico los 72 años.
Esto es porque los adultos tienen mayor fragilidad biológica e incidencia de enfermedades concomitantes (cardiovasculares, neurológicas, renales, hepáticas). La edad avanzada y las patologías asociadas pueden contraindicar la cirugía o aumentar su morbilidad e incrementar también la toxicidad de los diferentes tratamientos oncológicos empleados (radioterapia, hormonoterapia y quimioterapia), por lo que es fundamental el diagnóstico precoz esta patología, para poder ofrecer así el mejor tratamiento.
Además, se trata de una patología asintomática que solo se hace evidente a medida que avanza, siendo en ocasiones demasiado tarde para dar un tratamiento curativo, por lo que es clave su detección temprana, lo que aumenta considerablemente las posibilidades de un tratamiento curativo y las expectativas de vida.
Diagnóstico
El antígeno prostático y el tacto rectal siguen siendo herramientas fundamentales en la detección temprana del cáncer de próstata, sobre todo en aquellos pacientes con antecedentes familiares de cáncer de próstata.
El antígeno prostático es una proteína que produce la próstata, y que se mide en un examen de sangre simple, el que orienta de la actividad que tiene la próstata. Si bien existen otras causas que pueden hacer aumentar este nivel, éstas deben descartarse y sospechar la presencia de un cáncer incipiente, que aún no da síntomas. El tacto rectal, en tanto, ayuda a evaluar características físicas de la próstata en relación al nivel de antígeno prostático, pudiendo a su vez estimar el tamaño de esta glándula, detectar nódulos y zonas sospechosas.
Hoy en día también se usa la resonancia magnética de próstata, que en casos seleccionados, permite identificar mejor posibles tumores que de otra forma pasarían inadvertidos, o bien, evitar biopsias innecesarias en pacientes sanos. Ayuda también a dirigir mejor la biopsia hacia las zonas sospechosas, mejorando así el rendimiento del examen. Todo lo anterior contribuye a identificar un potencial paciente con cáncer de próstata en etapas tempranas, pero es la biopsia prostática la que finalmente entrega el diagnóstico final de la presencia de cáncer de próstata.
Recomendaciones
En la actualidad, se recomienda un chequeo una vez al año a todos los pacientes a partir de los 45, y a los 40 años cuando existen antecedentes familiares de esta enfermedad. A partir de los 50 se aconseja un examen anual con antígeno prostático y, en algunos casos, exámenes complementarios.
