Poner atención en cómo nos comunicamos, evitar discusiones innecesarias y decidir ver lo positivo son algunos consejos para reencontrarse.
La llegada de la pandemia generó un clima de incertidumbre masiva: miedo al contagio, a la pérdida de un ser querido, a quedar sin trabajo, además de los cambios en las rutinas y las medidas restrictivas, entre otras cosas. Todo esto
puso en jaque a muchas parejas, ya que a todo lo anterior se sumó la tensión de estar juntos 24/7 en las cuarentenas.
Hoy, esta situación ha pasado la cuenta, ya que muchas personas han reportado problemas en su vínculo afectivo y sexual (cuando aumenta el cortisol, hormona del estrés, disminuye el deseo), mientras que otras se han separado, durante o posterior al confinamiento.
La psicóloga de Clínica Alemana Temuco, Paola Henríquez, explica que es difícil generalizar, ya que todas las parejas son distintas y cada una está en etapas diferentes (tener o no hijos, edad de estos,
vivir juntos o no, etc.), a lo que se añade que algunas entraron a esta crisis sanitaria en un momento de unión, lo que los fortaleció, mientras que otras ya tenían problemas, haciendo todo más complejo. A pesar
de esto, se pueden dar recomendaciones generales, ya que está comprobada la relación entre estrés y pareja, y el impacto que puede generar. Aquí, algunos consejos para tomar la crisis como una oportunidad de reencontrarse:
Partir por uno mismo: es clave partir por lo que yo puedo hacer para que las cosas funcionen mejor, concentrando la atención en lo que podemos controlar.
Ser flexible: aceptar que hay muchas formas de hacer las cosas. Luchar por tener la razón es desgastante y en pareja, si uno gana y el otro pierde, ambos pierden.
Decidir: Los roces cotidianos, por pequeños que sean, van minando la relación. Hay que decidir ver lo positivo, evitando discusiones innecesarias.
Discriminar problemas: diferenciar entre los que tienen y los que no tienen solución, así se ajustan las expectativas y se actúa en concordancia.
Crear instancias de pareja: revisar cómo generan momentos positivos y de conexión. Reírse juntos, demostrar activamente interés y cariño, decir lo que valoran y admiran del otro.
Ser equipo: complementarse y repartir tareas del día a día, escuchando al otro y poniéndose en su lugar.
Entregar seguridad: saber que se cuenta con el otro es clave para la seguridad emocional. Cada uno debería poder compartir emociones y miedos.
Comunicarse: poner atención en cómo se dicen las cosas, para eso es útil preguntarse, por ejemplo, ¿cómo se lo diría si fuera mi mejor amiga(o)?
Tolerancia: no se trata de aguantar, sino de comprender al otro y aprovechar sus fortalezas dentro de relación; ser más compasivos y menos críticos con las debilidades de cada uno.