Los más de 2.700 casos de paperas notificados en el primer trimestre de este año en el país –el registro más alto en 22 años en ese período– despertaron la alerta ante el rápido incremento de esta enfermedad, que se ha manifestado con especial fuerza en las regiones Metropolitana, de Valparaíso y, especialmente, de los Lagos con epicentro en la ciudad de Osorno.
La parotiditis, más conocida como paperas, consiste en la inflamación de la o las glándulas salivales, específicamente la parótida que se ubica en la cara, por delante del pabellón auricular, desplazando el lóbulo de la oreja hacia arriba y atrás.
¿Cuáles son sus principales síntomas? Fiebre, dolor local, dificultad al tragar, salivación y aumento de volumen de las glándulas parótidas o submaxilares, malestares que se pueden manifestar en un plazo de tres y diez días. Asimismo, también es posible que se presenten dolores articulares.
En el desarrollo del actual brote de paperas en nuestro país, la mayor cantidad de casos se ha concentrado en personas con edades entre 14 y 39 años, por lo cual la atención de los especialistas está puesta en grupos como los estudiantes de la educación superior y los adultos jóvenes. Entre los factores, está el hecho de que la inmunidad en relación a las paperas se pierde a medida que avanza el tiempo, después de 15 a 20 años de la vacunación. Y si se considera que la campaña en Chile partió en 1991, es esperable que en la población joven entre 20 a 40 años existan paperas, y eso es lo que ha ido pasando con la mayor cantidad de casos.
¿Cuáles son las principales vías de contagio?
El virus de la parotiditis se contagia por vía aérea a través de las secreciones aéreas de la persona infectada, así como a través de la saliva. La vía de contagio es básicamente respiratoria, por gotitas de secreciones de nariz o boca, y a veces también mediante objetos como los artículos de escritorio, por lo cual en los recintos cerrados como en los colegios es donde la transmisión es más fácil. El paciente puede contagiar durante los cinco días posteriores al inicio de la inflamación.
Entre las principales medidas de prevención del contagio están: taparse la boca al toser y estornudar, lavarse las manos y por sobre todo, evitar el contacto con personas enfermas.
El tratamiento se basa en aliviar los síntomas con analgésicos para el dolor, ingerir abundante líquido y hacer reposo.
Eventuales complicaciones
El diagnóstico clínico se caracteriza por el aumento de volumen parotídeo y, a veces, el especialista debe efectuar exámenes de laboratorio como ecografías o estudios con medición de anticuerpos específicos en sangre, ya que se puede confundir con afecciones a los ganglios.
En general se trata de una enfermedad de bajo riesgo y es poco habitual que genere complicaciones, las que podrían ser meningitis, encefalitis e inflamación de páncreas, por lo que se aconseja vigilar atentamente su evolución.
Asimismo, en los hombres se pueden producir cuadros inflamación testicular (orquitis), que si bien son poco frecuentes, en los casos más graves de pacientes adultos podría, incluso, afectar la fertilidad.